Para N.
Luhmann, sociólogo de la universidad de Bielefeld (Alemania) y uno
de los más reconocidos teóricos de la Sociología
reciente y de la Teoría General de Sistemas, la
sociedad es un sistema profundamente complejo dentro del cual
se puede reconocer varios “sistemas funcionales” tales como
el político, el religioso, el jurídico, el educativo, el
científico y el económico.
Estos sistemas llamados
funcionales, por cuanto se encargan de la operatividad
de aspectos concretos y vitales para
la reproducción de la sociedad como un todo, tienen una
dinámica y características similares, por supuesto, a las propias de
todos los sistemas complejos y autorreferentes, esto es, son
autopoiéticos biología y que significa que el
sistema se reproduce a si mismo en su operar; con
cierre operacional, esto es, que el sistema
opera dentro de si mismo y no recibe instrucciones de fuera; opera
con sentido, vale decir, seleccionan entre varias posibilidades; y son autónomos
en tanto tienen cierre operacional. Estos sistemas funcionales,
a pesar de que son vitales para la
autopoiesis de la sociedad en su conjunto, tienen
dos características fundamentales:
-No constituyen,
en ningún momento, el centro o vértice de la
sociedad, ya que ésta es acéntrica, o, mejor
aún, policéntrica, y Operan mediante la distinción
sistema/entorno, y son ellos mismos
entorno unos de otros.
Se entiende además que ese aspecto
central de la sociedad como sistema, cual es el de estar
conformado por comunicaciones que generan nuevas comunicaciones
y hacen así posible la autopoiesis, es válido para la
sociedad como un todo y para cada sistema
social funcional individualizable; y, aunque en la
sociedad en conjunto, la codificación mediante alguna forma de
lenguaje hace posible la comunicación entre los sistemas psíquicos, los distintos sistemas
sociales funcionales se valen de los “medios de
comunicación simbólicamente generalizados”, como el dinero
en la economía, el poder en la política y la pedagogía
en la educación. Es oportuno señalar que para Luhmann
entonces, no es la reunión de personas (o individuos) lo que
constituye la sociedad en general, como tampoco, en el
caso de la economía, la reunión de “agentes económicos” es
lo que le da el carácter de sistema social
funcional, sino las transacciones, que son posibles mediante el
dinero o cualquier equivalente funcional (papeles valores,
multas, impuestos, intereses, etc., todos ellos expresables en numerario).
Luhmann empieza por plantear como
es en una época relativamente reciente que se inicia con la
llamada modernidad y llega a su madurez en el comienzo del siglo
XIX, cuando aparece el fenómeno de la reflexión, que
implica el desarrollo de la capacidad de autodescripción de
los sistemas en su necesidad de mantener su identidad con referencia a si
mismos, es decir, mediante la “autorreferencia basal”,
que hace posible que perdure por medio de la
autopoiesis, la diferencia con
el entorno. “Mediante la autorreferencia, escribe
Luhmann recursivo, circular”; pero a diferencia del modelo,
también circular, pero además aislado, de Samuelson y demás autores neoclásicos
convencionales, la sistémica de Luhmann, da la posibilidad de la apertura, para mantener
la identidad autorreferencial en congruencia con el entorno,
que aparece entonces como referente
externo. Esta referencia externa se hace posible
mediante lo que el sistemólogo alemán
denomina “interpenetración”, denominación del fenómeno con el
que se caracteriza la relación intersistémica entre
sistemas que pertenecen, recíprocamente, el uno al entorno del
otro, de tal manera que las dinámicas del uno
implican respuestas de sentido en el otro; en
palabras de Luhmann, “cuando
ambos sistemas se posibilitan mutuamente aportar al
otro su propia complejidad preconstituida” general
de sistemas, permite identificar por lo menos dos aspetos : de
un lado la comprensión de los sistemas sociales funcionales, que, como ya se
dijo, se ocupan de dinámicas funcionales muy especificas, -por ejemplo, la economía
o la educación- en el conjunto de la sociedad; y del otro lado, y del
otro lado, para el caso concreto de la
economía capitalista neoclásica, desaísla el sistema y, al mantener
su circularidad y cierre operacional, la vincula a situaciones problemáticas externas a la economía, cuya
solución implica a la misma economía, como es el caso de la
pobreza, la salud, la contaminación, la circulación
de materiales y de servicios, etc.
Este aspecto de la relación
entre sistema y entorno, sobre el cual Luhmann pone
tanto énfasis, y que hace posible la autorreferencia, da
lugar a la reflexión, mediante la cual el sistema reconoce
la operatividad que lo identifica y establece sus
límites como sistema, con lo cual se diferencia del
entorno. Esa reflexión que elabora conceptualmente la
diferencia de identidad sistema/ entorno, se da “de tal
modo que se puedan anudar comparaciones y relacinamientos “ es precisamente esta reflexión
sistémica, apoyada en el lenguaje, ya sea escrito,
oral o matemático, la que puede
generar conjuntos teóricos que describan
(autodescriban) el sistema.
Luhmann ejemplifica el
caso de la autodescripción mediante la
reflexión sistémica, con el caso de las teorías del
Estado que
se producen después del siglo XVII, “orientadas por
el problema de que el mayor poder político tiene que ser capaz de superar a todas
las fuerzas de su territorio y poder decidir
cualquier conflicto, aunque deba abstenerse de un
uso arbitrario. El resultado, concluye Luhmann, es la
teoría del Estado Constitucional Moderno
que funcionaliza hacia este problema sus partes individuales
como, por ejemplo, separación de poderes, representación democrática derecho constitucional” al origen
de la Economía Política y parece seguir un
proceso coevolutivo con el sistema social funcional de la
política.
Gomez, G, L (2007). Niklas Luhmann: Un exament de la economía desde la teoría
general de sistemas. Universidad Nacional de Colombia. País: Colombia. Gestión
y ambiente vol. 10. Recuperado el 10 de Mayo de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=169419821008
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